Opinión de Dionisio de la Cruz Camargo para Asuntos Legales. 28 de enero de 2021.
La regulación económica y la libre competencia son dos herramientas de política económica que generalmente son resistidas, a pesar de los beneficios que traen para el mercado, a no ser que suceda algo particularmente trágico o impactante que concientice a la sociedad de su necesidad, como dos asuntos que han sacudido al mundo en este principio de año.
Me refiero a la decisión de Twiter, Facebook e Instagram de bloquear al expresidente Donald Trump. Los hechos acaecidos el 6 de enero pasado que nos dejaron atónitos, a los ojos de todos fueron originados e instigados por el saliente Presidente de los Estados Unidos y fue la gota que determinó la decisión de esos gigantes tecnológicos de bloquear permanentemente las cuentas de quien sin duda era una de las grandes figuras de las redes, cuyos seguidores se contaban por varias decenas de millones en todo el mundo. Al aplauso inicial de la mayoría, surgió la preocupación. ¿Deberían tener estas redes el poder unilateral de vetar a alguien por sus opiniones, por muy odiosas o mentirosas que sean, incluso si incitan al desconocimiento del estado de derecho?.
Acto seguido, tanto el Ex Presidente Trump como su red de seguidores han migrado a otras redes sociales, que aparentemente han respetado su derecho a la libre expresión.
Por otro lado, WhatsApp, la aplicación más popular en comunicaciones de texto y audio, se ha visto en calzas prietas luego que informó a todos sus usuarios de un cambio en sus políticas de protección de datos, que en pocas palabras, le permitía a la aplicación compartir los datos de quienes la hubieren bajado, con Facebook, empresa que es su propietaria. Esta información originó el terror en muchos de sus usuarios, quienes consideran que esa variación en las políticas implicaba compartir, incluso, el contenido de las conversaciones. La aplicación reaccionó luego de la avalancha de retiros de la aplicación y el incremento de la adquisición de aplicaciones rivales por parte de los usuarios, gritando a los cuatro vientos que no, que el cambio de políticas no implicaba que pudiera tener acceso a las conversaciones ya que estas estaban encriptadas de “punta a punta”.
Estos eventos han servido para dar un respaldo general a las autoridades de todo el mundo que habían venido trabajando en regular a estos gigantes, pero que no contaban con el apoyo de esos cientos de millones de usuarios que felices utilizamos las redes sin darnos cuenta del poder que tienen frente al manejo de la información y de nuestras vidas. Así mismo, han evidenciado la importancia de la competencia como factor que equilibra el mercado. Sin aplicaciones que compitan con WhatsApp, los usuarios no hubieran tenido opciones y esta aplicación no hubiera reaccionado saliendo a dar largas explicaciones y a pensarlo dos veces antes de imponer condiciones. Ahora, corresponde a los Estados regular sin el populismo de los acontecimientos y sin sacrificar la libre competencia.
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